autoestima y estado de ánimo (6)

Hemos visto hasta ahora cómo está relacionada la autoestima con el estado de ánimo. Y hemos visto también que la práctica de actividades que nos proporcionan emociones positivas de fluidez, elevan la autoestima y elevan el ánimo. Pero, esta relación se puede completar todavía más de una forma placentera: realizando actividades que impliquen la relación con los demás.

Somos seres sociales por naturaleza, a no ser que se viva a modo de asceta (que siempre es una posibilidad), nos relacionamos con los demás sí o sí, día sí y día también. Los demás son todas las personas con las que tenemos algún tipo de relación (desde la más íntima y confidencial hasta la más esporádica y superficial), pero todo cuenta para la autoestima.

Una parte de la autoestima, es el autoconcepto en cuanto seres sociales que somos (cómo nos vemos en la relación con los demás, cómo nos vemos cuando interactuamos con los demás). Y por otra parte, la relación con los demás nos puede proporcionar refuerzos positivos, que actuando en forma de «premio social» (p. ej. unas palabras agradables, o un simple «gracias»), hacen que aumenten las probabilidades de seguir manteniendo estas relaciones, con lo cual se entra en la «espiral positiva» de reforzar nuestro autoconcepto social y a la vez se eleva el ánimo a partir de los refuerzos positivos.

Soy consciente que muchos pensaréis que no siempre se reciben palabras agradables por parte «de los demás», en ese caso hay que activar el diálogo interno de auto-cuidado («será que tiene un mal día», «no es algo personal», etc.). Y además reflexionar sobre las veces en las que nosotros decimos a los demás algo agradable.

Cómo reducir la sensación de estrés (4)

En el post anterior comentaba dos estrategias para afrontar el estrés: 1) buscar soluciones al problema que crees que te ocasiona estrés, 2) minimizar el peso o valoración negativa que le das a este problema (definirlo, concretarlo e intentar quitarle la mayor carga negativa, de forma que se intente ver más como un reto que como una amenaza). Pero muchas veces tanto el punto 1) como el 2) no son tarea fácil. Por ello se recomienda, que mientras dure el proceso, es fundamental la tercera estrategia: practicar a diario relajación (yoga, estiramientos, respiración abdominal, visualización, etc). ¿Por qué es tan necesario? Porque mientras estamos en fase “resistencia” (esto es, sometidos a un proceso estresante, y buscando soluciones ) se produce un desgaste de nuestros órganos internos (debido a la somatización), y este desgaste conviene paliarlo para que no se cronifique y tengamos problemas físicos mayores. Así, la relajación es una estrategia de afrontamiento adecuada, ya que ayuda a controlar la emoción negativa de la ansiedad, asociada al proceso estresante, y prepara al cuerpo y la mente para encontrar nuevas soluciones. Ayuda a convertir la situación estresante en un reto o desafío.

Psicología rural

En el ámbito rural, donde tenemos escasez de «casi todo», es bueno ampliar el zoom y apreciar lo que sí tenemos. Tenemos tranquilidad (a veces demasiada) al contrario de la vida agitada de la ciudad. La naturaleza nos rodea por donde mires, sólo hace falta calzar las botas adecuadas y salir a disfrutarla. No somos demasiados pero los que somos estamos, y es agradable valorar cada saludo y cada conversación (que no son pocas). En muchos núcleos poblacionales hay centros de salud, farmacias, tiendas de servicios así como hostelería y alojamientos. Es el caso de Villalón, pero en otros pueblos cercanos se carece de la mayoría de estos servicios. Es una realidad. La psicología en el ámbito rural pretende acercar la profesión y sus servicios a todas aquellas personas que necesiten orientación y ayuda psicológica para cualquier aspecto emocional o bloqueos personales, que puedan ser solventados con una buena escucha, empatía y técnicas psicológicas adecuadas.

Más que terapia

La psicología en general es más amplia que la aplicación terapéutica. En numerosas ocasiones no tenemos claro si pedir la ayuda de un profesional de la psicología. ¿Por qué ocurre? por que, por lo general pensamos que sólo hay que ir al psicólogo cuando creemos que padecemos un trastorno mental. Y no es así exactamente. Sí conviene acudir a un psicólogo cuando creemos que padecemos tal sufrimiento, pero también podemos ir al psicólogo cuando, en nuestro día a día, y, sin necesidad de padecer un trastorno psicológico, necesitamos el apoyo y la orientación de un profesional de la psicología. Este es mi caso. Trabajo en el ámbito humano previo al padecimiento de un problema de índole clínica. En este ámbito se encuentran las relaciones personales, la relación de pareja, bloqueos o conflictos emocionales, autoestima, estrés….