Cómo reducir la sensación de estrés (3)

Hay muchas situaciones que nos pueden ocasionar estrés (problemas en las relaciones personales o familiares, problemas en el trabajo, dificultades económicas, problemas con la justicia, ruido excesivo o constante, las prisas o el ritmo de vida, etc). En sí mismo, cada uno de los problemas, puede tener “peso por sí mismo” para provocar estrés en una persona. Pero, a la vez, la forma en que la persona piensa sobre el problema, la forma en que lo valora o lo interpreta, también es una de las causas de estrés o de su potenciación. En este sentido, habrá dos estrategias para disminuir la sensación de estrés: 1) poner todos los medios necesarios para resolver el problema (habilidades personales, ayuda externa, ayuda profesional, ayuda social, etc) y 2) intentar re-interpretar “el peso o valor” que le damos a la situación problemática en nuestras vidas.

(Me permito contar un chiste de psicólogos: Pepe se encuentra por la calle a su amigo Paco, a quien no veía desde hace tiempo. Pepe pregunta a Paco qué tal se encuentra, a lo que Paco le responde: “pues no muy bien Pepe, tengo un problema muy gordo y me siendo fatal”. “Vaya, lo siento mucho” contesta Pepe, y después de una pequeña conversación en la que Paco le comenta a Pepe que acude a un psicólogo,  se despiden. Al cabo de unos meses, se encuentran de nuevo, y Pepe le vuelve a preguntar cómo se encuentra Paco. A lo que Paco responde: “Pues muy bien, mucho mejor, gracias”. Pepe se alegra y le pregunta: “Me alegro mucho, y cómo lo has hecho, qué te ha dicho el psicólogo, qué buen profesional debe ser….”. Responde Paco: “el psicólogo me ha dicho que no me preocupe, y esto es lo que he hecho; el problema sigue ahí, pero ya no me preocupo”.)